Hace tiempo que creemos que José Antonio Chanivet es uno de nuestros creadores más sabios y seguros de cuantos actúan en esa área de influencia – cada vez más amplia – hasta donde nosotros llegamos para llevarles cumplida información de lo que por ahí se lleva a cabo. Desde siempre ha estado en posesión de una felicísima concepción de la pintura, poniendo en valor – como ahora se dice – desarrollos compositivos de muy variada naturaleza, yuxtaponiendo con justeza elementos diversos hasta estructurar un todo perfectamente acondicionado en todas sus posiciones. Sin embargo, este Arte de poca razón, con tantos desajustes, con criterios poco lógicos y con circunstancias espurias de parte de los que manejan este discurrir plástico de apreciables incongruencias, no ha hecho demasiada justicia con el artista de Puerto Real. Su trabajo, pulcro, consciente, valiente y con muchísimo carácter pasa de puntillas por esas decisiones arbitrarias que transcurren por la rutas artísticas manipuladas por unos pocos pero con excesivo poder de decisión. ¡Ay si el gran Manolo Alés estuviera vivo; él que tanto creía en un Chani que era uno de sus artistas favoritos!

Nos hemos alegrado infinitamente de esta comparecencia en la galería portuense. Hacía tiempo que echábamos de menos una muestra de José Antonio Chanivet; su trabajo es absolutamente necesario en un panorama cono muchas exuberancias expositivas. Por eso es importante una exposición de este autor y en una sala de confianza.

La obra de este autor, de nuevo, oferta su preclara posición artística que todos conocemos y admiramos. En ella, la imagen asume un especialísimo protagonismo llenando toda una escena que permite ofertar variadas posiciones significativas y/o meramente artísticas.

Chanivet diseña un escenario mediato o inmediato y lo puebla de un contenido de posibles imposibles; es decir, de elementos dispares, que se reúnen en un discurso de ambigua naturaleza, posibilitando, además, que exista un diálogo de sordos donde domina  un curioso y atractivo juego visual. Paisajes muy bien estructurados rompen su representación habitual manipulados por el autor que corrompe su relato representativo con una serie de objetos sacados de una galería de imágenes de muy amplio espectro; retratos extraídos de una memoria recóndita, recobran una nueva identidad a contracorriente avalados por desarrollos paralelos que crean un entramado absolutamente pararreal, objetos cotidianos sirven de soporte especial para que desde ellos se disponga una iconografía, también, de extremos imposibles; yuxtaposiciones de imágenes que interactúan en un espacio creado por la fuerza suprema del que está acostumbrado a positivar diseños de dulce configuración formal y máxima trascendencia conceptual.

De nuevo, la obra de José Antonio Chanivet vuelve a manifestar su sabia envoltura de amplia ilustración, pulcra estructuración y sobria disposición. Por su cuidadísima escenografía deambulan personajes misteriosos, elementos infantiles, utensilios domésticos y toda una amplia galería de ofertas de dispar manifestación que crean un entramado visual entusiasta, lleno de energía creativa y acertada formulación plástica.

Hasta la galería de la portuense calle del Espíritu Santo llega la importante aventura creativa de este artista total, cuya obra no se detiene en una sola proyección sino que abarca todas las áreas de ese saber artístico que él domina con solvencia. Otra vez, el autor de Puerto Real nos convence con su obra de muchas vías significativas, representativas y de mágica formulación. Hoy volvemos a decir que su obra se encuentra entre las más serias de cuantas conocemos y, además, dejando constancia de que su proyección continúa abierta.

Bernardo Palomo. Diario de Cádiz. Octubre 2013